17 de agosto de 2011

Gummo (1997)



Puede que mirando la película las cosas no parezcan tan extrañas. Después de todo mantienen coherencia. Sus personajes son estéticamente bizarros, violentos y melancólicos pero nunca, ni ellos ni los acontecimientos, traspasan el límite de la realidad. Ahí está su punto de cruce con el cine de David Lynch, ambos crean ambientes surreales, nada más Lynch  traslada los asuntos a un terreno más metafísico y fantasioso que el primero. Sin embargo una vez que la película termina, nuestras retinas se expanden y vuelven al acá; observamos la pantalla del computador, las paredes y tu gato al que no hay necesidad de matar; escuchando Roy Orbison. Crying.

Harmony Korine creó su propio mundo al que si bien le podemos encontrar influencias y similitudes con otras películas y directores, continúa siendo algo único al mirarlo en su extensión. Después de todo, qué cosa no se parece a otra. Son sus temas subversivos, sus náufragos personajes, su música, sus anécdotas, y su realidad. Aunque no hayas tenido un hermano gay, no hayas aspirado pegamento industrial, disparado gatos o deslizado en skate con un sombrero de conejo, todo lo que se ve y sucede parece posible de existir en alguna parte, no importa cuántos huracanes haya que cruzar.

Se advierte un discurso subterráneo.

El primer monólogo –los varios monólogos son puntos altos emotivamente, quizás por su tono y sinceridad con la que se cuentan, o quizás también porque gustan las anécdotas- cuenta el huracán que arraso con la ciudad. Luego de eso el hilo argumental se encarga de explicar a esta ciudad y sus personajes. Son varias historias, y no sé si se pueden llamar historias, porque no están contextualizadas dentro de nada mayor más que la estética y el ambiente del filme. Son más bien fragmentos sobre personas y sus asuntos que terminan por crear el universo sensacional de la ciudad. Porque al fin y al cabo eso es la película, la presentación de un mundo, pero que no tiene un principio ni un final. Una postal en la que se pinta la mente de Korine. En Being John Malkovich, por ejemplo, Charlie Kaufmann crea un mundo que está prácticamente regido por otras reglas, y de por sí sus guiones forman parte de un mundo de ideas que le otorgan un estilo propio (lo mismo podemos decir de David Lynch), pero que además buscan decir algo más grande, o quizás tampoco así, no debe necesariamente ser así de complejo, pero sí al menos están siempre en busca de contar algo, una historia donde las cosas se sucedan por causas y consecuencias. Esa es una falencia de la película, un órgano no está funcionando.

El huracán se llevó gatos, perros y casas, pero también se llevó a la gente y sus asuntos, como una especie de gran escoba que barrió con la tierra y las ideas que se construyeron en esta. Si con la biblia se planificó la cultura y la moral en los tiempos primeros, fue esa idea la primera que desapareció en este pueblo. Así como Blue Velvet es un viaje a terrenos oscuros, Gummo se sucede en esos mismos.

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