10 de agosto de 2011

Stranger Than Paradise (1984)



Año 84’ la película se convierte en exponente fundamental para el cine independiente gringo, y en consecuencia para todo el mundo. Elementos como el bajo presupuesto, las tomas estáticas, el ritmo tranquilo y los actores que no son actores serían luego replicados hasta no poder contar más. Jhon Lurie (Willie) y Richard Edson (Eddie) ambos son músicos, mientras que Eszter Balint (Eva) es una actriz húngara que ahora nombraríamos de indie (o lindie). Y por sobre todo el particular tono que tiene Jarmusch para contar sus historias. Ese humor seco (como le dicen) e instantaneo más el pesimismo y la soledad. Asuntos que no son tratados melancólicamente sino siempre desde el puesto de lo irónico-casi-ridículo que vuelve todo más llevadero, ficticio y agradable. Quizás a ratos las cosas se pongan un poco melancólicas o de aguas turbias, pero siempre es una brisa fría que anda perdida, que sigue volando y se va. Ese tono tan particular, sinceramente, así dicho profundamente de todo corazón entre sinapsis aceleradas y sensaciones varias, significa para mí el indie en toda su expresión. De alguna forma al ir en contra de todas las formulas y esquemas del cine-para-vender Jarmusch no hace más que reírse tras la cámara. Ese es el indie, una risa irónica, silenciosa y solitaria que no es fácil de replicar. Y pareciera que quizás de tanto nombrarlo, masificarlo y abreviarlo uno se ha olvidado qué significa. Como cuando se dice jamón muchas veces seguidas.

‘’INDEPENDIENTE adj. Que tiene la capacidad de elegir y actuar con libertad y sin depender de un mando o autoridad extraña’’. Nada más.

Eva cumple el papel de la extranjera, de la inocencia. El papel por el cual se titula el primer acto con ‘’The New World’’. Viene a hacer que todo lo gringo-americano parezca ridículo, y claro que lo es (con esto no excluyo mis costumbres). Le pregunta a Willie porqué su comida envasada se llama Tv-Dinner, y Willie le responde que porque se supone que la comas mientras ves la te-vé (no tenía idea que eso existía, deprimente). Le pregunta antes de irse a Cleveland si allá venderán de sus cigarros Chesterfield, Jimmy le responde que claro que sí. ¿Y van a saber igual?
Eva viene a quedarse diez días a su casa en calidad de su prima húngara lejana. Sin embargo Willie odia esa descendencia, de hecho ni siquiera quería alojarla por más de una noche. Acá no pasa nada extraordinario ni tampoco en toda la película, y eso es lo que la convierte en extraordinaria. Y bueno, consecuentemente la vuelve indie. Ya me cansé un poco del adjetivo, no lo quiero decir más.
Hasta el día en que se tiene que ir a Cleveland ven televisión, se lanzan frases ocasionales, comen cena-para-ver-tv y están, no hacen más que e-es-t-ta-a-arr. Y ese es el rollo de la película. Una vez que con Eddie deciden ir a Cleveland a buscarla sucede lo mismo, al parecer es Willie quien disfruta de mantener su cerebro hibernando y su cuerpo en reposo. Si es que allá salen en algún momento es porque son obligados por las circunstancias. Cuando van al cine o cuando la van a buscar es porque la señora húngara tía de Willie los empuja a que lo hagan. Si bien ellos decidieron emprender el viaje, y luego son los responsables también de partir a Florida, al momento de estar en lugares nuevos terminan por hacer las mismas cosas que hacían en New York. Las cartas, la televisión, el hipódromo, el dinero y las apuestas. Son personajes que vagan por el mundo amarrándose a los impulsos ajenos, Willie sobre todo. Ahora bien, abstrayéndonos a los tecnicismos, para que esta película sobre el aburrimiento y la monotonía no se convierta en una película aburrida y monótona imposible de ver, Jarmusch decide incluir en el montaje especies de golpes visuales cual entrenamiento militar.
Después de cada escena la pantalla se va a negro para mover las neuronas y no perder la concentración.

Lo agradable de Jarmusch es que empuja sus películas al límite de lo risible. Quizás no será como los Coen que son más soñadores y complejos, pero sí explora lugares igual de particulares. De ahí viene lo genial del final, como de pulp-fiction (en su terminología). 

No será su mejor film por un asunto lógico, pero sí ha de ser el que hasta ahora ha ejercido mayor influencia en los directores que lo siguieron. Basta sólo mirar la estética ‘’independiente’’ (porque sí, ya se transformó en una formula) de varias películas para entender la amplitud del campo que sus ideas primeras han alcanzado.

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