12 de agosto de 2011

Violeta se fue a los cielos (2011)

OST

Última película de Andres Wood; basada en el libro homónimo escrito por Angel Parra, hijo de Violeta. Es fundamental decir que, por el asunto previo al punto, en ningún momento estos retazos adquieren los colores de un partido político o de alguna clase social, y tampoco de montajes fotográficos sobre un chile perdido y olvidado. Cada cuadro es una pincelada para un retrato de la mujer que es Violeta; amarrada a los puertos de sus sentimientos y al mismo tiempo a la deriva de todo lo demás.

Si desenrollamos el historial de Andrés Wood y volteamos la mirada de vuelta a los recuerdos, a las imágenes y las sensaciones que hay en Violeta, tendríamos bolsillos colmados de ejemplos sobre sus novedades. La narración ya desde el primer instante es una brisa de anécdotas revueltas, y el tono con las que estas se ordenan es melancólico y siniestro. La Violetita que viene cochina comiendo maki y que en silencio reclama por su padre, y que su padre sobre rasgueos y sonidos de perros le reclama por el vino que está en la botella y no en su vaso. Hay un montaje que se mueve en los límites de lo onírico; la secuencia de la muerte de su padre (vino, guitarra y ataúd); la gallina, un ojo y el bosque neblinoso: elementos conceptuales que se repiten a lo largo de la narración pero que sólo se entienden una vez que llegamos al final. Está la entrañable simpatía (también poesía) de Violeta en la entrevista que dio en argentina, y también un padre que silba como un pajarito y una hermana que ríe y acompaña. Hay muerte, hay llanto, hay viaje; es su Chinito y el amor que destruye. Su Angelito que dejó en Chile y la Carmencita que se queda en la carpa.

La actuación de Francisca Gavilán es increíble, captura cada uno de los estados de ánimo que terminan por dar esa vibra de mujer imposible y maldita por su pasión. Las canciones son cantadas y tocadas por ella al punto que la caracterización se funde con el personaje real: la mujer que amaba las costumbres de su país y sentía que estas no había que esconderselas al mundo sino que mostrarlas con orgullo. Viaja al Louvre, viaja a Polonia. Teje, pinta y juega a morirse hasta que no juega más. Una película hermosa por la intensidad de todos los elementos que se conjugan: una Gavilán que se convierte en Parra; los recuerdos escritos de un Angelito; un Andrés que se olvida de la libreta y sus reglamentos, que opta por lo onírico, lo rebelde y lo siniestro; el estruendo de un disparo, una pantalla en negro y un cine que se queda en silencio.


Película indispensable para estos tiempos 3D; de héroes de comic y enanos celestes.

No hay comentarios:

Publicar un comentario